Capitulo 11: Reina del chantajismo

Pasamos por la enfermería donde la enfermera me debutó con uno de sus clásicos cuestionarios en el que la pregunta principal era cómo es posible darse en el mismo sitio dos veces en días consecutivos . Después  de su discurso me dijo que tuviera más cuidado ya que la próxima vez tendrían que darme puntos.

De camino al Deily  Jack estuvo más callado que nunca, eso me extrañó bastante, era muy difícil mantenerle callado. Cruzamos la valla sin que nadie nos viera pero el rostro de Jack cambio por completo, allí estaba, saliendo por la puerta como un delirio, una alucinación. Pasó a nuestro lado sin decir nada, pero me miraba de un modo singular, diferente… Su mirada mostraba satisfacción  alternada con gestos insólitos que me hacían sentir vulnerable, fue como si estuviera intentando restregarme  algo, diciendo con la mirada << he ganado>>. Intenté no darle demasiada importancia pero en el momento que entré por la puerta y vi la expresión de la cara de Keith entendí que si que debería dársela.

-¿Qué hacía ella aquí? –Preguntó Jack alarmado.

-Esa es la mala noticia-Contestó- Pero primero la buena, no os lo vais a creer, he conseguido el dinero, todo el dinero.

-Eso es genial Keith-Grité mientras le tendía un abrazo.

Jack seguía estancado en la puerta como si de una estatua se tratase.

-Keith ¿Cuál es la mala noticia?-Preguntó Jack en un tono muy serio.

Mire a Keith y vi como su perfecta  y alegre sonrisa se desvanecía quedando así su rostro como un cuadro triste.

-Pues a ver como os explico esto –dijo haciendo una mueca.- Antes de nada deciros que no tengo ni idea de  cómo ha podido ocurrir, ni siquiera me he dado cuenta, pero lo importante es que tengo el dinero. Ella vino llorando, en ningún momento pensé en consolarla pero se lanzo  a mis brazos  y no tuve otro remedio que abrazarla. Me contó que lo sabía todo sobre los Zeterstrons, sobre nuestra deuda, nuestras faltas repentinas a clase y dijo algo como que sabía lo mío con  Nathaly. Me dejó  todo ese dinero en la mesa sin poner ninguna condición,  pero aun así me negué aceptarlo. Me preguntó si podía hacerla un favor pero  no la respondí y cuando quise darme cuenta ya estaba besándome  ¡Jack tu hermana es algo como una especie de tigresa!, la aparté como pude de mi e intente echarla,  pero entonces salió la Debora que todos conocemos. Me chantajeo de una manera muy extraña, si yo estoy con ella estará callada y tendremos el dinero, si la dejo todos nuestros secretos saldrán a la luz. Después se sentó en el sofá a ver la tele con total normalidad como si nada hubiera ocurrido.

-¿Qué? –Pregunté anonadada –Que gracioso Keith, ¿Por qué todo esto es una broma verdad?-rogué deseando que asintiera.

-Lo siento chicos no tenía otro remedio, es imposible controlar a esa chica, y tú lo sabes bien Jack.

-Yo hablaré con ella-Dijo Jack.

-¿Qué se supone que   vas a decirla? -Pregunté algo intrigada.

-Intentaré  hacerla entrar en razón, si es que se puede. Ahora mismo sinceramente ya no sé nada.

-Bueno por lo menos tenemos el dinero-Agregó Keith a nuestra peculiar conversación.

-Chicos yo creo que deberíais dejar que las cosas se calmen un poco. Me voy estoy muy cansada de todo esto y me gustaría dormir un poco.

-¿Te llevo?-Dijeron los dos a dúo.

-No importa que te lleve él. –Dijo Keith

-No hace falta que me llevéis  tengo piernas y puedo irme perfectamente sola-Con una mirada basto para que asintieran sin rechistarme.

Según cruce  la esquina  de la plaza sentí algo extraño, como si alguien me siguiera, después pensé en que me estaba convirtiendo en una lunática y no hice caso de ello.  Aceleré un poco el paso debido a que cada vez me sentía mas observada, estaba comenzando a asustarme. De repente alguien me agarro de la mano y automáticamente grité.

-Soy yo-Me dijo una voz familiar.

Yo permanecía achantada y con los ojos cerrados.

-Te he dicho que iría sola, ¿Qué no has entendido?

-Sube por favor, quiero enseñarte una cosa.

-¿Qué no has entendido? No quiero ir contigo a ningún lado, déjame.

-Sube por favor, solo quiero enseñarte una cosa, si luego decides irte te dejaré marchar y no te molestare más.

Al principio dude un poco, no sabía qué hacer… ¿Era correcto elegir acompañarle  o estaría cayendo en sus redes de nuevo? Estaba muy confusa pero algo en sus ojos  consiguió que  cambiara totalmente de idea. Subí al coche y con una voz algo temblorosa hablé:

-Podemos irnos.

El viaje fue largo pero pasajero, no intercambiamos ninguna palabra pero pese a eso no me aburrí, conseguí entretenerme con el paisaje urbano. Miles de casas enormes con jardines lujosos, ventanas  descomunales llenas de luces de todos los colores, piscinas con agua cristalina… Ninguna de esas casas se asemejaba a la mía, los porches eran todos de madera maciza de distintos tonos, no había ni rastro de las típicas flores de mercadillo, los jardines relucían con bellos rosales, arboles lujosos, plantas de  procedencia inimaginable, barbacoas de piedra sin estrenar decorando los rincones sobrantes, perros refinados con collares brillantes… Y todo tipo de cosas que yo creía que solo existían en las películas.

-Ya hemos llegado. -Dijo él.

-¿Dónde estamos?-pregunté extrañada al ver esa enorme casa.

Aparcó al lado de la enorme fuente del patio de atrás, era exactamente igual que todas las casas de aquel sitio de niños ricos, bajé del coche muy confusa ,seguía sin saber el motivo de mi presencia allí.

-Esta es mi casa Nath, sígueme, quiero enseñarte algo.

 Me cogió de la mano y me condujo dentro de esa enorme vivienda. Entramos en una especie de cocina donde estaba todo reluciente e impecable, había unos muebles de color gris combinados con negro de las típicas cocinas del futuro que se ven en la tele, me llevó por un pasillo  con miles de cuadros, jarrones y alguna que otra alfombra. El pasillo nos condujo a la entrada principal, era una especie de  vestíbulo, iluminado por una enorme lámpara colgante de cristales situada encima de las amplias  escaleras. Le miré con cara de asombro, nunca habría relacionado a Jack con una casa así, estaba todo tan pulcro, tan ordenado… Y él era tan descuidado, tan poco cuidadoso con las cosas…

-No te quedes quieta ahí, sube con migo.-dijo con una sonrisa.

Subimos las escaleras  y me guio hasta el final del pasillo, abrió la puerta cuidadosamente y me invitó a entrar. Entramos en aquel  cuarto   y se detuvo en la puerta.

-Entra, tranquila.

Era una habitación inmensa, estaba plagada de estanterías con libros, juguetes, marcos de fotos, copas, medallas… Era como si toda su infancia estuviera  figurada en estas cuatro paredes. Al fondo  de la habitación  estaba situada la cama, junto a ella se situaba un pequeño escritorio de  altura mediana peculiarmente para niños más pequeños. Cuando llegue  al escritorio pude visualizar algo que me alarmo, me acerque un poco mas y visualice un portarretratos con una foto que me desconcertó.

-No digas nada, solo escúchame

Le mire un poco insegura, pero el parecía estar muy seguro de todo aquello.

-Como  has podido ver esta es mi habitación, te preguntaras porque te la he enseñado… ¿Alguna vez has tenido la necesidad de guardar algo para poder acordarte de alguien? verás Nath,  te lo cuento a ti porque verdaderamente me importas  y quiero que conozcas algo,  quiero que conozcas la  versión  contada por mi y no por otro.  Esta habitación es lo único que me queda de ella, esta habitación, nada más.

-¿De ella? , ¿A quién te refieres?-Miré confusa.

-Me  refiero a la única mujer que podría hacerte competencia en esta vida.

Me estremecí.

En el momento que oí esas palabras un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

-Mi madre.-susurró, entendí todo.

-No tenía ni, lo siento Jack.

-No tienes por qué pedirme perdón, después de seis años supongo que puedo llegar a decir que lo he superado, aunque  no sé si algún día tendré valor para hacerlo. 

Le miré dispuesta a escuchar con atención aquello que tenía pensado relatarme.

- Apenas tenía once años, puedo decir que no me acuerdo de todo exactamente, pero no es que no me acuerde, es simplemente que prefiero no hacerlo, a los once años un niño es perfectamente consciente de todo. Fue un día cualquiera,  exactamente el doce de octubre del dos mil cinco, yo jugaba la final de la liga de beisbol infantil junto a Keith, mi padre nunca asistía a eventos como ese, pero mi madre sabía lo que significaba para mí. Los padres de  Keith no habían faltado a ninguno de los partidos de esa liga, su padre incluso asistía a todos los entrenamientos que podía. Mi madre se paso el día entero limpiando mi cuarto y el resto de la casa, yo he sido muy descuidado desde pequeño -dijo entre risas. Llovía como nunca, mi madre insistió en limpiar toda la casa, a menudo ella y mi padre discutían por el hecho de que ella no quería contratar a una criada. A las ocho y media  comenzaba el partido, a mi me habían venido a buscar los padres de Keith para entrenar unas horas antes del gran acontecimiento. A las ocho llamo mi padre a los padres de Keith, era ella, un vehículo había chocado contra ella debido a la dificultad de visión causada por la lluvia. Estuvo en el quirófano durante horas, se me hizo eterno, cuando el médico salió vi en su expresión malhumorada que no todo había salido como ellos deseaban. Mi padre me pidió que saliera fuera pero no le hice el mínimo caso, solo quería verla a ella, quería volver a abrazarla, quería escuchar su voz, deseaba escuchar esa voz aunque fuera para reñirme, quería volver a ver esos ojos tan llenos de ternura, quería que toda esa pesadilla se acabase, solo quería volver a mi casa y recostarme junto a ella y escuchar cómo me lee por última vez un cuento. El médico le explicaba a mi padre con palabras que yo no entendía, la situación, lo único que pude entender es que estaba embarazada de cuatro meses, esperaba otro niño. Mi padre ni se inmuto solo preguntó por los estúpidos gastos y seguro del hospital. Estuve en el hospital durante cuatro días y tres noches acurrucado a su lado. El último día mi padre me mando a mi casa con mi tía Abeide y me prometió que cuidaría de ella, cuando volví ya no quedaba nada, la habitación estaba vacía. En ningún momento llegué a comprender del todo la situación, durante los próximos días estuvieron viniendo muchas personas a mi casa, saludaban, decían un lo siento mucho y se marchaban por la puerta con intención de parecer algo dolidos. Mi hermana Debora siempre me echo la culpa de todo “por tu estúpido partido de beisbol”. Han pasado 6 años y todavía no he tenido el valor de tocar nada de esta habitación, todo está según ella lo coloco, cada juguete, cada libro, todo… Pero tu Nath , has sido tú la que me ha hecho ver que la vida sigue, después de seis años he tenido el valor de colocar un portarretratos en ese escritorio, he decidido que guardaría las cosas de las personas que me importan, pero no solo un poco, si no de las personas que son realmente importantes para mí.

- La mujer que vi ayer.

-Alexandra Lamber, mejor amiga de mi madre, fiel a su marido, y ahora mi madrastra. Al parecer ellos dos ya se acostaban cuando mi madre aun estaba viva, no tardó ni seis meses en casarse con ella, los tres primeros años verla todos los días aquí me hacía sentir culpable, me sentía un traidor, llegué a pensar que mi madre nunca me perdonaría que la sustituyese, pero  actualmente no me llevo mal con ella, hola, adiós y nada más. Sin embargo mi hermana tiene mejor relación con ella, juntas forman el ejército de las arpías.

Jack tenía los ojos humedecidos, me acerque a él y le tendí un abrazo.

-No, Nath, aparta, no quiero que me abraces por lastima.

-No es por lastima Jack, solo quiero darte un abrazo.

-No quiero que me tengas lastima por esto, llevo seis años aguantando a gente que me da estúpidos abrazos solo por lastima.

-Me alegro mucho de que me lo contaras, gracias por confiar en mí.-Volví a sentirme algo especial en este estúpido mundo.

-Nath, sé que estas enfadada pero compréndeme, tenía miedo de perderte también a ti, tenía  miedo de que te pasara algo, solo estaba asustado. Eres una de las cosas más importantes en mi vida, cuando hice aquello sabía perfectamente que te perdería, pero no de la manera en la que perdí a mi madre, tu aun estarías viva y eso era lo que me importaba. Desde que hablé contigo por primera vez cuando nos castigaron supe que eras especial, sabía perfectamente que te gustaba Keith , pero no quise rendirme tan rápido, hice todo lo que pude para que te olvidaras de él y creo que lo conseguí , luego nos ayudaste cuando le hirieron y yo veía en tus ojos como le querías, pero no era ese tipo de amor con el que me mirabas a mí, cuando me miras veo en tus ojos cariño, veo ternura, esperanza, veo una razón por la que no coger mis cosas y largarme lejos de todo esto, veo algo que me obliga a seguir ¿Has querido alguna vez a alguien hasta el punto de llegar a sentir que no existes, hasta el punto en el que no te importe lo que pueda pasar, hasta el punto de que estar con esa persona sea suficiente?. Cuando esa persona te mira y sientes que el corazón se detiene, sé que te he herido , desde que te conocí nada más que hago cagarla y meter la pata, pero de no ser por ti nunca sabría el significado de lo que es querer a alguien, no del modo en el que te quiero a ti.

Aquellas palabras me habían llegado al corazón, el tenia razón todo había pasado muy rápido…Cuando le conocí estaba colada por  Keith, pero poco a poco él me hizo cambiar de opinión, le fui conociendo y empecé a sentir algo muy fuerte por él, me enamore de él como una niña pequeña, me  enseño lo que significaba el primer beso, lo importante que era un abrazo. Cerré los ojos un instante e intente dejar la mente en blanco, note como se me hacía un nudo en la garganta y decidí abrirlos,  cuando los abrí pude ver como su mirada retaba a mi fuerza de voluntad, di un paso más hacia él y  sentí  cada vez  más el nudo que se me había hecho en la garganta. Por mucho que me hubiese dolido su traición me dolía cinco veces más estar alejada de él. Me acerque a él   y le tendí un abrazo, busqué refugio entre sus brazos y el sin dudarlo me acogió.

-Jack, te perdono.

-Nath, yo…

-No, ahora escúchame tú,  te perdono, pero por favor nunca vuelvas a hacerme algo así, si algún día tus sentimientos hacia mi cambian, solo tienes que decírmelo.

Jack no me dejo terminar la frase, me tapo suavemente  la boca con la mano y me miro a los ojos.

-Nunca dejaré de quererte.

Esa frase resonó en mis oídos, entonces con una sonrisa acerco su cara aun mas a la mía e intento besarme, yo le esquive, no es que no tuviera ganas de besarle es solo que quería que sintiese  lo mismo que siento yo cuando me lo hace, el al instante comprendió lo que estaba pasando, y mientas se reía me cogió por la cintura y me besó.

Fue el beso más apasionado de mi vida, nunca antes me había besado con tanta intensidad, era como estar en un cuento de hadas, yo sabía que Jack no era un príncipe de verdad, pero para mí sí que lo era, eso y mucho más.