Y allí estaba de pie, sin poder moverme, Keith estaba
tendido en el suelo inmóvil, el pasillo estaba desierto y la música aun sonaba de fondo. Comprobé
rápidamente que Keith respiraba, acerqué mi mano a su rostro e intenté
despertarlo, pero era inútil.
-¿Estas bien?- Alguien me abrazó por detrás.
-Parker- Sollocé y rompí a llorar.- Haz algo,
despiértalo.
No podía hablar, las palabras se me trababan, me
ahogaba con mi propia saliva.
-Échate hacia atrás. ¿Qué le ha ocurrido?-Preguntó.
-Sostenía un arma, los dos estábamos asustados, miré delante
y el colgante y después corrió.
-Tranquilízate Nathaly.-Se acercó a mí para
abrazarme. –Solo está inconsciente, ha debido de ser el golpe. ¿Puedes decirme
lo que ha pasado? Pero deja de balbucear, tranquilízate y habla.
-Él lo empujó contra las taquillas, ninguno se lo
esperaba, no tuvimos tiempo de reaccionar.
-¿Él, quién?
-No lo sé, un hombre, no sé quién era. No lo he visto
en mi vida.
-¿Dijo algo? Estás sangrando- buscó la herida.
Pasé mi mano por mi cuello y esta quedó llena de
sangre.
-El colgante, ha sido por el tirón.-Dije algo
distante. No me importaba la sangre, no sentía aquella herida.
-Ese colgante tuyo…-Dijo señalando mi pecho-Te lo
regaló Jack ¿verdad?
Asentí con la cabeza.
-Joder no. Joder-Se llevó las manos a la cabeza.
Cuando levanté la vista ya no estábamos solos, el
pasillo comenzaba a llenarse de gente, pero no eran estudiantes, no era gente
del baile, eran personas vestidas con un uniforme azul marino, sin ninguna
insignia ni distinción.
-Lo tienen ellos. -Dijo Parker casi en un susurro.
-Joder Parker, solo tenías que ocuparte de una cosa,
tampoco era tan difícil.-Le dijo un hombre que estaba a su lado. –Saca al
equipo de aquí, que atiendan al chico fuera, la chica viene con nosotros.
Quiero veros fuera a todos en menos de tres minutos, y Parker, cronometrados.
Parker acercó la manga de su chaqueta a su boca y
habló.
-Ya lo habéis oído chicos, nuestro trabajo aquí ha
terminado. La fiesta se ha acabado por hoy, vámonos.-Dijo Parker enfurecido.
-¿A dónde?-Le miré confusa.
-Te lo explicaré por el camino, no tendrían que
haberte implicado.
Parker golpeó con mucha violencia una de las
taquillas dejando la marca de los nudillos en el metal.
-Me estas asustando-Le grité.
Me miró sin decirme nada.
Salimos por la puerta de atrás, me señaló un coche,
un simple Seat altea de color oscuro. Nada que ver con su coche.
-Entra.
-No-Me opuse.
-No tienes ninguna elección.
-Parker…
-Mira, ha dejado de ser un juego, olvídate de los
zapatitos, las postales parisinas y las sonrisas. O entras o te obligo a entrar.
Me lo pensé de nuevo y entré.
-En doce minutos estaré allí, desconecto.
-O´conner te has metido en una buena-El sonido
provenía de una radio. Parker sacó la radio de su chaqueta y la apagó.
-Abróchate el cinturón.
Obedecí.
-No soy policía, pertenezco al departamento de
policía secreta de California. Operamos en secreto, nuestra mejor arma es la
discreción. Ningún otro órgano conoce nuestras identidades. Todo esto es por el
asesinato de tres agentes, es un caso que lleva mucho tiempo abierto.
-Sigo sin entender cuál es mi papel aquí.
-¿Te suena el nombre de Jessica Ryan?
-En absoluto- contesté buscando en mi mente algo que
me pudiera relacionar con Jessica Ryan.
-Fue una de las agentes fallecidas, aunque lo
correcto sería decir una de las agentes asesinadas. La madre de Jack.
-La madre de Jack murió en un accidente de
tráfico.-Intenté corregirle.
-No fue un accidente, trabajaban en el caso Beltran,
estaban a punto de llegar al final pero alguien se les adelantó… ¿Te das cuenta
de que estas prácticamente muerta?
Las lágrimas comenzaban a manar de mis ojos de nuevo.
-Lo siento, no pretendía asustarte. En cuanto
lleguemos a la base te interrogaran, después decidirán que hacer contigo, si
haces todo lo que te digo todo saldrá bien.
Parker comenzó a meterse por callejones que no
conocía, ignoraba su existencia. Llegó al final de una calle y paró. Salí del
coche imitándolo. Se acercó a una puerta, y se paró en seco.
-¿Cómo piensas abrirla?
-Va por numeración, así es más seguro.- Dijo Parker
al ver mi cara.
-¿Y si alguien lo descodifica?
-Imposible. Cambia cada doce horas, nadie la sabe
hasta que nos encontramos a diez centímetros del sensor.
-¿Dónde la ves?-Comenzaba a salir mi vena morbosa, me
encantaban las series de policías y todos sus extraños artilugios.
-La clave se enciende aquí durante tres segundos.-Se
remangó la manga y dejó al descubierto un reloj normal y corriente. Normal y corriente viniendo de
Parker claro, yo no podría permitirme algo así.
Parker pasó la mano cerca del teclado de numeración,
en aquel preciso momento la pequeña pantalla del inteligente artilugio se
iluminó y comenzaron a pasar una serie de números.
-Tres, dos, uno… -Conté en mi mente. Los números
desaparecieron y el reloj quedo con el aspecto de un reloj corriente.
Parker tecleó la clave y la puerta se entreabrió
-¿Cuántos dígitos tiene la clave?-Pregunté anonadada.
-Ya sabes demasiado por hoy.
No entendía en absoluto su comportamiento, unas veces
me respondía bien, otras de mala gana. Él lo notó.
-Nueve.
-¿Nueve?-Pregunté asombrada ¿Quién puede aprenderse
nueve dígitos en tres segundos?- ¿Cómo…
-Estoy entrenado para cosas así. Ahora las preguntas
las harán ellos, están por encima de mi autoridad-Me miró con seriedad.
Asentí.
-De acuerdo, pues allá vamos.- Cerró la puerta tras
nosotros y comenzamos a subir. Cuando llegamos al segundo piso Parker me señaló
un asiento, obedecí y me senté.
-Ya os dije que el caso de O´conner estaba
notablemente mejor que el nuestro- Gritó un chico que estaba al fondo de aquel
espacioso cuarto.
-Jason como sigas así te asignaré a la patrulla de
investigación de multas-¿Es ella?-Le preguntó a Parker señalándome.
-Si señor.-Contestó Parker.
-De acuerdo, puedes retirarte-Le
ordenó-Señorita…-Buscó entre los papeles que sostenía en la mano.
-Nathaly – Susurré.
-Nathaly, pasa-Me señaló su oficina.
Entramos y cerró la puerta.
-No tengas miedo, si no los trato así se olvidan de
donde están y comienzan a comportarse como adolescentes en celo.
-Es lo que son-Pensé para mis adentros. Aquellos
chicos no debían de tener más de veinte años.
-Según me ha dicho el agente O´conner está algo al
tanto del tema.
Asentí con la cabeza.
-¿Por qué ese colgante estaba en su posesión?
-Fue un regalo.
-¿De quién?
-De un amigo, Jack Ryan.
-¿El hijo de Jessica?-Preguntó frunciendo el ceño.
-Así es-Susurre yo, ¿Lo era? Qué se yo.
-¿Por qué tenía Ryan ese colgante?-Me miraba con
incertidumbre.
-No lo sé.
-¿Estaban ustedes al tanto de lo que implica el
contenido de ese colgante?
-En absoluto-Comencé a ponerme nerviosa. Más nerviosa
aun.
-Esto facilitará un poco las cosas. ¿Conoce usted al
hombre que se lo quitó?
-No le había visto nunca. Todo pasó muy deprisa.
-Intenta recordar algo, cualquier pista nos será
útil, concéntrate.
Intenté buscar en mi mente algo que fuera de ayuda,
alguna pista, pero las cosas en mi cabeza estaban muy borrosas.
-Lo siento.-Le dije sintiéndome algo inútil.
-Ahora usted es uno más de los objetivos de Beltran.
Para que eso siga siendo así para que sea un objetivo y no se convierta en una
de sus víctimas le asignaremos un agente las veinticuatro horas que no se
separará de usted. Le felicito, acaba de entrar en el sistema de protección de
testigos. Al ser menor de edad es más fácil, una beca, unas vacaciones, un
curso intensivo de alemán o francés, puedes elegir lo que quieras.
-Esto debe de ser una tomadura de pelo.
-Es importante que no impliques a nadie más, todos
los que están a tu alrededor, todas las personas con las que hables a partir de
ahora, correrán peligro.
-Señor…-Aún no me había dicho su nombre.
-Me llamo Castelln, Adrián Castelln.
-Señor Castelln, como comprenderá estos no son los
planes que había pensado para mi verano.
-La próxima vez elija mejor sus compañías.
-¿Puedo al menos elegir al agente?-Supliqué.
-¿Tiene alguna preferencia?-se extrañó arqueando las
cejas.
-Parker O´conner.
-¿Qué es lo que tendrá ese chico?-Puso los ojos en
blanco.-Veré lo que puedo hacer.
El hombre salió del cuarto dando un portazo, se
notaba que estaba enfadado, pero no quería asustarme. Al rato entró una
mujer y me tendió unos vaqueros y una
camiseta para cambiarme, aún seguía con el pomposo vestido. Me di prisa en
cambiarme pensando que no tardarían mucho en aparecer, pero los minutos pasaban
y pasaban y nadie aparecía. Comenzaba a agobiarme en aquel estúpido cuarto, ni
si quiera tenía una ventana. Me tumbé en el pequeño sofá apoyando mi cabeza en
el arrugado vestido. Cerré los ojos e intenté no pensar, necesitaba descansar. Cuando
volví a abrirlos todo seguía igual. Cansada de esperar salí del cuarto.
-Te has despertado.
Me di la vuelta buscando de dónde venía esa voz. Se
trataba de la mujer que me había traído la ropa.
-¿Qué hora es?-Le pregunté aturdida, me froté los
ojos.
-Son las diez, has dormido unas seis horas. Si buscas
a Parker está en su despacho. Al fondo a la derecha.
-Gracias- Agradecí. ¿Seis horas? Pero si han parecido
tres minutos.
-Te has despertado.-Me dijo Parker, pero su voz venía
desde atrás.
-¿No estabas…?-Señalé su puerta.
-Café-Levantó la bolsa que traía en la mano.-Algunos
no tenemos la suerte de poder dormir. En media hora vendrá el agente que ha
sido asignado a tu caso. Podrás pasar por tu casa a recoger algunas cosas. Tus
padres ya han sido avisados de tu situación.
-¿Qué agente?-Pregunté confusa.-Yo no quiero ningún agente.
¿Por qué no vienes tú?-Comencé a alterarme.
-Lo primero, baja la voz y lo segundo, tengo cosas
más importantes que cuidar de una niña.
No sé cómo reuní el valor pero le golpeé en la cara
con todas mis fuerzas.
-No me iré a ningún sitio con un desconocido-Intenté
justificarme.
-Ves, además estás loca. ¿A dónde vas?-Me gritó al
ver que comenzaba a andar.
-No te incumbe.-Le contesté.
-¿Qué es lo que está ocurriendo aquí? ¿Por qué
diantres gritáis como animales?-El hombre que me había interrogado salió
violentamente de su oficina.
-Perdón señor, no es nada.-Parker intentó
disculparse.
-No me pienso mover de aquí.-Contesté enfadada.
-¿Se puede saber el por qué? Ya te he explicado cual
es la gravedad de la situación.
-No voy a pasar veinticuatro horas seguidas con un
desconocido, me dijo que me asignaría a Parker.
-Fue el agente Parker el que se negó.
-Métanse pues su programa de protección de testigos
por…-Comencé a gritar.
-Parker recoge tus cosas, irás con ella… ¿Qué os pasa
a todos hoy? Necesito unas vacaciones.
-Pero señor…
-Nada de peros, debí relevarte del caso hace mucho
tiempo, estás demasiado implicado.
Parker me miraba con cara de odio.
-Vuestro vuelo sale a las seis, será mejor que
valláis a buscar las cosas de Nathaly.
Parker no quitaba la mirada de la carretera, estaba
muy molesto conmigo, pero yo sabía que no tardaría mucho en quitar esa horrible
cara, no le quedaba nada bien.
-¿A dónde vamos?-Pregunté intentando relajar un poco
la situación.
-A tu casa- No añadió nada más, su expresión no
cambió en absoluto.
-¿Dónde están mis cosas?-Pregunté acordándome del
bolso que llevaba ayer.
-Tu móvil nada en el váter de la oficina, las llaves
de tu casa en mis bolsillos y bueno, podrás comprarte otro brillo de labios en París.
-¿París?
-Las dos primeras semanas París, luego Berlín,
Madrid, Roma…
-¿Y mis padres?-Comenzaron a brotar lágrimas de mis
ojos.
-Contacto mínimo, se te proporcionará un dispositivo
móvil sin localizador. ¿Estas llorando?-Bajó la velocidad.
-Esto es surrealista.-Me defendí secándome las
lágrimas al mismo tiempo.
Aparcó y apagó el motor. Salió del coche rodeándolo
por detrás. Abrió mi puerta, me obligo a salir y me abrazó con mucha fuerza.
-Siento haberte asustado de esta manera, siento que te
esté pasando esto, no era mi intención portarme como un gilipollas, tú no
tienes la culpa de nada.-Me limpió los restos de lágrimas que mojaban mi cara.-Lo
de Paris es una tapadera. ¿Tienes bikini?-Me preguntó intentando animarme. Las
lágrimas no paraban de caer.