Una chica como otra cualquiera,
El chico mas popular del instituto,
Un mundo totalmente diferente que les separa.

31/10/11

Capitulo 22 : O´Connor



Me quedé en blanco, tengo una imaginación de la que no puedo quejarme pero odio que me deje tirada cuando más la necesito. Hice una mueca para empezar pero esta vez mí mala suerte decidió tener lastima y se compadeció de mí. Salvada por la campana, o algo por el estilo.
-¿Quién es?-Pregunté disimulando. El teléfono de Debora estaba sonando.
-¿Keith?-Se preguntó Debora a sí misma- ¿Qué querrá él de mí ahora?
-Cógelo Debora, ahora entiendo porque tardas tanto en coger el teléfono...-Reí.
-¿Por qué?-Pregunto Debora confusa.
-Hacer una estimación de posibilidades de lo que una persona puede necesitar de ti cuando te llama gasta tiempo, aunque no lo creas.
-Sabes que acierto la mitad de veces-Contestó orgullosa.
-Cógelo... –Dije desesperada.
-¿Sí?-Contesto Debora con tono coqueto-¿Qué es lo que quieres de ella? –Preguntó  en tono ya no tan coqueto.
Debora se quitó el teléfono de la oreja y tapo el auricular.
-¿Es que tú no tienes móvil?-Preguntó enfadada.
-Sí, es solo que...
-Toma- Me dijo Debora mientras que me tendía el teléfono de malhumorada.
-¿Sí?-Respondí con un susurro casi insonoro. 
-Nathaly Kimbrock-Respondió Keith.- ¿Por qué susurras?
-No lo sé-Contesté haciéndome la misma pregunta.
-Me has bloqueado las llamadas, ¿Te has vuelto loca?- Susurró Keith con voz de cachorrito degollado.
-Me tengo que ir-Mentí- Ya hablaremos después ¿Vale?-Colgué el teléfono y me sentí un poco aliviada, pero el malestar que aquella situación había causado en mí estómago seguía presente.
-No te vas a ir sin darme una explicación- Dijo una voz en algún sitio.
Miré el teléfono de nuevo para asegurarme de haber colgado, al comprobar que así era me di la vuelta un poco asusta. Allí estaba, me había tendido una encerrona de las buenas, y de esta ya sí que no tenía ni idea como salir. 
-¿Me darás una explicación ahora?-Pregunto cabizbajo.-No importa, llamaba para decirte que voy a hablar con  Jack, no tengo porque mentirle más, estoy seguro de que lo acabará entendiendo. 
-No lo hagas, por favor, –Le supliqué.
-¿Por qué te importa tanto?-Preguntó.
-Jack la preguntara si siente algo por ti, ese es su problema. Ella no va a poder mentirle de esa manera.- Contestó Debora por detrás.
-No te metas en esto-Pidió Keith algo furioso.
-Solo venía para decirte que me marcho  ya, tengo asuntos que atender en la ciudad ¿Vienes conmigo?
-Keith yo… -Intenté arreglarlo de alguna manera- Lo siento- Esas fueron las únicas palabras que salieron de mí boca.
-Yo también ciento que haya tenido que salir de este modo.- Keith se acercó a mí y me seco con la manga de su jersey las pequeñas lágrimas que habían brotado por encima de mis mejillas. Se despidió con un simple  y tierno beso en la mejilla.
No pude evitar colocar la mano sobre mí cara cuando se marchó, la parte de mí rostro que fue tocada por sus labios comenzó a arderme, el contorno de su boca sellado en mí cara abrasaba haciéndome sentir el calor y rencor que me había transmitido en aquel beso como si se tratara de una despedida para siempre.
-Vamos, voy a presentarte a alguien.-Dijo Debora  intentando animarme.-Tranquila, se le pasara. Límpiate las lágrimas sonríe y sé tu misma, le encantaras… 
-No quiero conocer a nadie Debora, no ahora.
-Solo te ha visto una vez y ya le encantas, dale una oportunidad.
Nos acercamos de nuevo a la cafetería cercana a la boutique de Lila, me señaló a un joven que permanecía de espaldas haciendo algo con su Ipad.
-¿Quién es?-Pregunté sintiendo algo de curiosidad.
-Parker-Gritó Debora- ¿Es esta la chica guapa a la que querías conocer?
El joven volteó la cabeza y una sonrisa se formó en su cara, sus mejillas comenzaron a  volverse rosadas cada vez que nos acercábamos más a él.
-Nunca pensé que me harías pasar tanta vergüenza, esta te la guardo Debora.
-De acuerdo –Contestó orgullosa.-¿Pero es ella?-Volvió a preguntar con una risa picarona.
-Es.-Fue lo único que dijo.
-Nathaly Kimbrock.-Me presenté extendiéndole la mano.
-Yo me llamo Parker O´Connor.- Contestó rechazando mí mano y acercándose para saludarme con un beso en la mejilla. La quemadura que había sellado Keith con sus labios en mí rostro desapareció.
-Es un amigo de Erik, le conocí en uno de mis muchos viajes con él, por cierto ¿Qué te trae de nuevo por aquí?, la última vez que viniste saliste algo mal parado.
-Trabajo, tengo asuntos importantes entre manos, negocios, ya me entiendes.
Le miraba confusa si nada que decir, ¿Cómo un chico tan joven y guapo podía estar metido ya en negocios como si se tratara de un empresario cuarentón obsesionado con el dinero? Aquel chico rubio tan atractivo había conseguido llamarme la atención lo bastante para que no dejase de mirarle. Era imposible pasar por alto la belleza de sus ojos, el color azul hacía que su mirada fuese penetrante, atractiva y muy segura de sí misma. Aparentaba ser bastante mayor, pero no por signos de vejez si no por su figura esbelta y musculosa. Se notaba que era un chico deportista, su silueta se marcaba perfectamente en el contorno de su camiseta. Su sonrisa era perfecta y su labios inevitablemente apetitosos. Pensé durante unos segundos en la descripción que le estaba dando a Parker y se me vino un parecido a la cabeza, parecía que estaba describiendo a Bob esponja. Parker parecía el típico chico del que te enamoras solo por su físico. Llevaba puestos unos vaqueros simples y desgastados, claro que eso vaqueros viejos y desgastados eran un modelo nuevo y moderno que seguramente habían costado un dinero absurdo e inimaginable. Me llamo muchísimo el reloj que vestía su muñeca izquierda, recordaba haberle visto en algún otro lugar, pero no sabía dónde.
-Bueno Parker, la parte de mí trato ya ha sido cumplida, es tu turno.-Dijo Debora con una sonrisa de oreja a oreja.
-Siempre consigues lo que quieres eh, eres un bicho horrible.-Dijo Parker con una sonrisa, después saco su móvil, tecleo una contraseña estimadamente de medio kilómetro  y buscó entre sus contactos. –Apunta guapa, seis, nueve,  cinco cinco , cuatro cuatro, cinco, nueve, siete. Es su número de móvil, espero que Erik no se entere de que te lo he dado yo.
-No lo hará, por eso no te preocupes-Dijo mientras lo abrazaba-Me marcho chicos, mañana nos vemos, Lila enviara los vestidos a mí casa, así que pásate sobre la seis y nos los probamos. Pronto es la gran noche.
-Espera Debora-Le grité sobresaltada- ¿Cómo se supone que debo volver a casa?
-Parker te llevará, era la segunda parte del trato, lo siento, necesitaba conseguir ese número.-Me dijo mientras que desaparecía por las enormes puertas del centro comercial.
-Traidora-Grité en alto.
Volvió a asomarse por la puerta y grito:
-Cuídala, todavía es virgen.
Hice una mueca con la intención de decir algo y defenderme pero después comprendí que era mejor no volver a empezar una guerra con Debora. Volví a intentar llamar a Debora para que no me dejara allí con el chico desconocido, pero fue un tanto inútil.
Miré a Parker buscando una alguna respuesta, este comenzó a andar.
-¿A dónde vas? –Le pregunté.
-Me marcho, ya he acabado todo aquí.
-¿Cómo?-Pregunté anonadada-¿No se supone que ibas a llevarme a casa?
-¿Me estás pidiendo que te lleve a casa?-Preguntó con una sonrisa.
-No-Contesté orgullosa.
-De acuerdo pues entonces puedes coger el bus, o el metro hasta el centro, después un taxi hasta tu casa, tengo entendido que vives a las afueras. Calculo que en unas tres horas estarás en casa.
-¿Tres horas de viaje?-Exclamé aterrorizada.
-Hora punta guapa, claro que también puedo llevarte yo si quieres.
-Sabes Parker O´Conner o como se diga…
-O´Connor –Me corrigió.
-De acuerdo O´Connor, que sepas que tu bonita cara no pega nada con tu odioso carácter.
-Vamos, te enseñaré lo que es un coche de verdad.
-Eres un poco egocéntrico ¿No?
-Me han dicho que a las chicas de vuestra edad es lo que os gusta.
-No lo sé-Contesté.-No me considero lo bastante normal como para comparar mí gusto con el resto de las chicas.
-Ahora estás siendo tu un poco egocéntrica ¿No?-baciló.
-¿Yo?-Pregunté confusa.
-Estás diciendo que eres especial, diferente de las demás.
-Yo no he dicho eso.
-Pues te lo digo yo, eres diferente, pero tranquila, te enamoraras de mí como todas.-Dijo Parker aumentado su nivel de egocentrismo.
-Estás enfermo de la cabeza-Contesté.
-En el fondo eres igualita que todas-Me dijo.
Le miré frunciendo el ceño para que viera que estaba molesta.
-Te lo explicaré pero tengo que pedirte que no te molestes, podrías interpretar mal mis palabras y lo menos que quiero es ofenderte.
-Adelanté-Conteste pasando un poco de él.
-Eres como un cachorrito abandonado, viniste sola con tus padres, ningún hermano, totalmente perdida… Creyendo que no encajarías en ningún sitio, después Debora te recoge y te convierte en una de las chicas más populares.
-No sigas, vas por un camino totalmente diferente.-Le dije confusa.
-¿De veras? corrígeme.-Me dijo sin ningún signo de molestia.
-No vine sintiéndome como un cachorrito abandonado, siempre me he sentido así, estuviese donde estuviese. Cuando vine me enamore del novio de Debora, lo que me regalo un par de puntos en los labios, después Jack consiguió conquistarme  y enamorarme como nadie ha conseguido nunca.
-Por ahora.-Me guiño un ojo.
-Después de eso mí vida ha sido más bien un infierno, tiroteos, hospitales, secuestros, drogas… Lo sé, parece algo irreal, pero esta es mí historia.
-¿Tiroteos?-Pregunto Parker muy interesado.-Como voy a contarle a nuestros hijos que su madre de joven estuvo metida en tiroteos, ¿Crees que se los va a poder educar con tus antecedentes?
-Comienzan a asustarme tus fantasias.
-La verdad es que he fallado en bastantes cosas, creía que Debora y tú erais buenas amigas.
-Somos amigas, y ni siquiera eso, después de todo lo que ha pasado creo que tardaremos un poquito más en ser buenas amigas…
-Podías escribir un diario, luego después de tu muerte alguien lo encontraría y produciría un libro o alguna película sobre tu vida, “El diario de Nathaly Kimbrock”.
-No te burles de mí.-Sollocé.
-Al parecer estás comprometida.-Dijo irónicamente.
-Llegas tarde O´Connor.-Me burlé.
-Escucha atentamente señorita.-Dijo seriamente.
-Ya verás- Dije suponiendo que iba a decir alguna bobada.
Parker se paró en seco, me miró a los ojos, puso una cara bastante seria y se dispuso a hablar. 
-No he llegado tarde, solo me he retrasado un poco.
-¿Los chicos mayores también deliran de este modo?-Pregunté burlándome de nuevo de él.
-No, te lo voy a decir muy claro por si no lo has entendido, para que aceptes bien la idea. Te enamoraras de mí, por mucho que no quieras. Quizás será por mis ojos, o por lo bien que beso, a lo mejor  por las cenas en restaurantes caros o las escapadas nocturnas en mí Lamborghini. Puede que también sea por mí forma de tratarte, mí voz, mí tacto, mí perfume… -Me decía mientras que daba vueltas alrededor mía ahogándome con el adorable olor de su perfume caro. Al principio intente resistirme con todas mis fuerzas pero Parker no se rendía por nada.
-Quizás sea por la manera en la que te admiro o solamente por mí físico… Depende de lo que signifique para ti “enamorarte”.
Cada vez estaba más cerca, su perfume empezó a inundar todo mí aire, su cuerpo a quitarme espacio, sus palabras empezaban a confundirme.
-¿Cuántos años tienes?-Pregunté intentando cambiar un poco de tema y hacer desaparecer ese círculo de excitación sexual que flotaba alrededor nuestra.
-¿Acaso eso importa?-Preguntó algo sobresaltado-Veinte, treinta o quizás poco más…
-Cuanto más mayor seas mayor será tu chasco, deja que me explique-Le pedí-Un chico de veinticinco años no supera que una niña de diecisiete le mande de paseo ¿Verdad?
-Tengo una cosa que aclararte… Ni tu para mí eres una niña, ni yo me llevaré ningún chasco. ¿Nunca te ha enseñado tu madre el dicho de “Nunca digas nunca”?
-No, pero me enseño a no hablar con desconocidos.
-No somos desconocidos.-Me corrigió-Si crees que voy a violarte aquí deja de pensar semejantes tonterías, que incomodidad, te llevaría a mí coche.-Se burló.
-Imbécil.
-Chica dura.-Sonrió.
-Chica lista-Le corregí.
-Tienes unos ojos preciosos-Me alagó.
-Eres igual que todos.
-No soy igual, soy diferente, no todos los chicos tienen un Lamborghini.-Se regodeó.
-¿Un qué?-Pregunte atónita.
Parker saco un conjunto de llaves de su bolsillo, había una pequeña llave con un mando plateado, me miro de nuevo y me guiño un ojo. 
-Vámonos.-Dijo sin más.
-¿A dónde? –Pregunté.
-Ahora mismo lo verás.-Me cogió de la mano y me condujo casi corriendo hacia el ascensor. Entramos rápidamente sin mirar si quiera si había alguien.
-No entramos aquí.-Dije gruñendo.
-Sí que entramos –Me respondió  empujándome hacia el fondo del ascensor empujando a toda la gente que se encontraba dentro, miró a su alrededor  y vio las caras de enfado que tenían todos los ocupantes del ascensor.
-Lo siento, tengo que llevar a mí hermana pequeña ahora mismo a casa, se ha metido en un buen lio.- Mintió.
Todas las personas que había dentro de aquel estúpido ascensor le pusieron cara de comprensión  y empezaron a mirarme en busca de una respuesta, preguntándose que había liado la hermana pequeña de aquel chico tan atractivo.
O´Connor me miró a los ojos y puso una sonrisa muy picarona, extendió la mano y pulsó el botón “-1” que correspondía a la planta del aparcamiento subterráneo. El ascensor como yo esperaba empezó primero a subir siguiendo el turno de plantas correspondiente con la pulsación de los botones. El cuarto flotante subió sin ningún cambio hasta la planta número seis. Cuando paró en esta planta yo espere con tosas mis ansias que alguien se bajara  y yo pudiera volver a respirar con normalidad, pero para mí sorpresa en vez de bajar personas,  se unieron a nuestro viaje otro par de amas de casa que habían venido a comprar al centro comercial aprovechando las rebajas.
Parker juntó aún más su cuerpo al mío. Cada vez que se encontraba más apretado a mí, dio la casualidad que cuanto más se acercaba a mí, más fuerte sonreía. Se acercó a mí oído  y empezó a susurrarme
-¿Ves cuanta gente hay? El ascensor de la otra cara siempre permanece vacío, pocas personas tienen la llave, clientes especiales-Me dijo mientras me enseñaba la llave.-Solo quería que vieras lo bien que te sientes cerca de mí, algún día haremos el amor alocadamente en uno de estos. Solo dame un poco de tiempo.
El resto del viaje  en aquel aterrador ascensor de máxima tecnología pasó deprisa, cuando quise darme cuenta el ascensor estaba ya casi vacío, pero Parker seguía pegado a mí. Cuando vio que me había dado cuenta se acercó aún más, me apretó contra el poniendo las dos manos alrededor de mí espalda, me miró a los ojos y volvió a sonreír, esa sonrisa estaba empezando a cautivarme.
-Cuando quieras que me aparte de tu lado solo tienes que decírmelo.-Me dijo esperando que no respondiese.
-Apártate.-Le pedí.
-¿Estás del todo segura?-Me preguntó de nuevo.
-Si – Le dije sin dudarlo.
-Te arrepentirás, ya lo veras.
Al principio no le di importancia, después de que me volviera a mirar con esos ojos azulados y volviera a sonreír con esos labios empecé a dudar un poco.
-Ves.-Dijo satisfecho.
-¿Qué?-Pregunté disimulando.
-Dudas-Dijo remarcando la “s”.
-No digas bobadas O´Connor.-Intenté seguir disimulando.
-Señores ¿Vais a salir del ascensor u os quedáis aquí?-Preguntó alguien que todavía se encontraba en el ascensor. Nos dimos la vuelta y vimos al acomodador de ascensores, con la cantidad de gente que había ninguno de los dos nos dimos cuenta de su presencia.
-Claro –Contesto Parker.
Cuando pisamos el suelo del parking O´Connor sacó de nuevo las llaves de su bolsillo y pulsó un botón. Unas luces se encendieron frente nosotros  y me cegaron completamente.
-Allí está mi niño, tan guapo y deslumbrante como siempre.
-Le puedes decir a tu niño que deje de brillar.-Le grité.
Parker apago los faros del coche con el mando, y allí estaba, aquel increíble Lamborghini .
-Nathaly te presento  a mí coche, es un Lamborghini Estoque, sedán de cuatro puertas, apareció por primera vez en parís en el dos mil ocho, ahora es mi fiel compañero.
Miré de nuevo ese coche increíble, era un deportivo de color gris metalizado, brillante como si alguien lo hubiese limpiado poco antes, luminoso y enorme, sus cristales tintados no me dejaban ver lo que había dentro , pero estaba seguro de que me iba a sorprender aún más
-¿Vas a entrar o te vas a quedar aquí fuera babeando por mí coche?
-Entro-Respondí-¿En qué decías que trabajabas?-Pregunté intentando averiguar de dónde sacaba Parker semejante dinero para poder permitirse este deportivo.
Parker no respondió, se acercó a la puerta trasera del coche y la abrió.
-Madame-Dijo con acento parisino.
-¿Por qué abres la puerta de atrás?-Pregunte algo confusa.
-Por dos razones-Contesto-Veras, una es porque tengo miedo a que me detengan por estar contigo, eres aún menor de edad, la otra es para que te familiarices con los asientos traseros, pasaremos muy buenos momentos allí.
-Parker, eres un poquito…
-De acuerdo, hoy no, en la primera cita incitarte a tener sexo en los asientos traseros de mí coche es de mala educación.
-Parker esto no es una cita-Aclaré.
-De acuerdo, de acuerdo, monta-Me dijo mientras que me abría la puerta del asiento delantero.
Monté en el coche y espere a que él montase. Dio la vuelta despacito presumiendo de manera aparente, abrió la puerta y se sentó, cerró cuidadosamente y arrancó. De repente se iluminó todo el coche, un montón de pequeñas pantallas aparecieron por todos los sitios, botones con miles de funciones y colores, asientos carísimos de cuero y una pequeña pegatina en el fondo en la que decía “Limited edition”.
-Nathaly, quería decirte que lo de los asientos traseros de mí coche solo era una broma, lo siento.
Hice una mueca, pero le hice ver que le perdonaba.
-No se me ocurriría ni en broma en la primera cita acostarme contigo en mí coche, te llevaría a un lujoso hotel con sabanas de seda, champan, copas de cristal caras… un Jacuzzi…
-Mira que eres…
-Lo sé-Me cortó-adorable…
-¡Idiota!-Exclamé-Te vuelvo a repetir que esto no es una cita.
-¿Quieres tener una cita conmigo?-Preguntó.
-No-Contesté seca.
-¿Por qué? –Preguntó con carita de cordero degollado.
-Porque tengo novio y le quiero mucho.
-A las seis te recojo en tu casa.
-Parker-Grité.
-Te llevaré a casa de Debora, quiero ver ese vestido.
-No quiero ser grosera Parker, solo entiende que tengo novio y una vida que no quiero cambiar, eres encantador pero…
-Ya te he dicho que dejes tiempo, Parker siempre tiene lo que quiere, y ahora mismo tu estas en el número uno de mí lista de logros pendientes. ¿Dónde vives?-Pregunto cambiando de tema.
-En la calle…
-Espera-Me cortó-Tecléalo aquí.
Mientras que yo tecleaba de la manera que podía el nombre de mí calle en aquello que parecía un GPS, Parker sacaba el coche del parking concentrándose plenamente en lo que hacía.
-Ya está-Contesté.
-Vale de acuerdo, ponlo ahí-Dijo señalando un pequeño enchufe que había al lado del volante.
El viaje paso muy rápido, quince minutos que parecieron dos, no intercambiamos ninguna palabra, él conducía en silencio y a veces me miraba de reojo y sonreía.
Paró justo enfrente de la puerta de mí casa, vi el coche de mí madre aparcada y me di prisa en salir. 
-¿A dónde vas tan deprisa?-Preguntó.
-Mis padres ya están en casa, llevo mucho tiempo sin verles,  y mucho tiempo sin limpiar mi habitación, mí madre estará esperándome con un bate de béisbol.
Parker se empezó a reír.
-¿De qué te ríes?-Pregunté intrigada.
-Eres tan…
-¿Tan qué?-Pregunté impaciente.
-Mañana te lo digo, sal de mí coche antes de que tus padres me pongan alguna denuncia por acoso al menor.
Le miré molesta  y salí del coche de muy mal humor, intenté dar un portazo fuertemente pero al parecer la tecnología de aquel coche ya estaba preparada para insonorizar portazos. Cuando me dispuse a caminar para entrar a mí casa Parker me llamó por detrás, tenía la ventanilla bajada.
-Nath,  quiero decirte que…
-¿No vas a dejarme en paz no?-Le preguntó.
-Las últimas palabras, tengo veintitrés, así que tampoco sería tan horrible nuestra relación, y lo segundo que quiero decirte es que me encantas, desde el primer momento.
-Hasta luego Parker-Le dije despidiéndome de él.
Arrancó el coche y desapareció velozmente por el horizonte.
Cuando entré en casa me sentí agradecida de que mi madre estuviese de viaje, tuve la magnifica idea de ponerme un reto a mi misma, organizar mi vida antes de que ella volviese.
También pensé en la situación tan extraña que se había producido esta tarde ¿Qué tipo de persona deja a su amigo con alguien completamente desconocido? 
Chat suprimido por suplantación de personalidad hasta nuevo aviso.

Cerró los ojos, y lanzo la llave lo mas lejos que pudo.