Una chica como otra cualquiera,
El chico mas popular del instituto,
Un mundo totalmente diferente que les separa.

25/4/11

Capitulo 14 : Pétalos de rosa


 Me cogió fuerte de la mano y tiró de mi por las escaleras en dirección a mi cuarto, cada segundo que pasaba se me encogía mi corazón y latía cada vez mas fuerte, cada paso que dábamos me aturdía un poco más, cuando llegamos al ultimo escalón Keith se paró en seco.
-¿Qué es eso?-preguntó alterado.
-¿El qué?-pregunté confusa.
-Esos ruidos, esos golpes.
-Ah, eso, quería decírtelo antes pero no…
-Shh-Me dijo llevándose un dedo a la boca y señalándome que me callara.-Baja la voz.
-Keith, viene del sótano, lo he oído antes pero no he tenido el valor de bajar.-Le dije avergonzada.
-Sube a tu habitación, espérame allí, bajare a ver lo que es  y subiré.
-Pero Keith, n…
-Confía en mí por favor, espérame en la habitación, tenemos que hablar.
Subí a mi habitación un poco desconcertada, todo lo que había ocurrido en las últimas horas parecían un estúpido sueño producto de mi imaginación, cuando entré en mi habitación  me acerque al espejo, tenía unas pintas horribles, estaba despeinada, vestía un viejo chándal y unas arcaicas zapatillas de andar por casa. Mientras me quejaba mentalmente de mi horrible aspecto me di cuenta de que si que era verdad, él tenía razón, las cosas estaban cambiando.
Nunca antes me había importando mi aspecto cuando estaba junto a Keith,  miré por la puerta de mi habitación escaleras abajo y no había rastro de él, asique decidí cambiarme rápidamente,  busqué unos pantalones vaqueros que estuvieran presentables y limpios y alguna camiseta sencilla pero bonita, cuando encontré las cosas que quería ponerme volví a mirar por el hueco de las puerta hacía las escaleras, me quite rápidamente la camiseta y fui a quitarme los pantalones. Cuando estaban prácticamente bajados oí un ruido y me estremecí, tuve que subirme los pantalones otra vez a la velocidad del rayo. Salí corriendo de la habitación como pude y me asome por la barandilla.
-¿Estas bien Keith?-Grité con todas mis fuerzas.
-Si Nath, no te preocupes ahora subo.-Contestó.
Por mucho que Keith me dijera que no me preocupase no le hice mucho caso, silenciosamente  intente  bajar las escaleras, me puse de puntillas y justamente cuando iba a pisar el primer escalón mi suerte volvió a darme de lado.
-Te he dicho que esperases arriba.-Me dijo Keith algo sonriente.
-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?-Pregunté.
-Nada en especial.-Contesto mientras seguía riéndose por lo bajito.
-Keith, ¿De qué te ríes? –Volví a preguntar.
-¿Por qué vas en sujetador?-Preguntó algo avergonzado.
-Oh no.-Contesté mientras me tapaba rápidamente.-Eres un idiota, llevas cinco minutos parado mirándome  y riéndote y no eres capaz de decirme nada.
-¿Cómo puede olvidarse alguien de que va sin camiseta?-Preguntó mientras seguía riéndose.
-Tú vas siempre sin cerebro  y nadie te dice nada.
-Venga Nath no te enfades.
-Si te sigues riendo me enfadaré.
-No me voy a reír más.
-¿Me lo prometes?-Pregunté
-Te lo prometo-sonrió-No me reiré más.
Sonreí  mientras clavaba mis ojos en su mirada, me acorde de Jack y de su dulce mirada, me sentí un poco egoísta pero todo el mundo sabe que por mucho que quieras a una persona las tentaciones pueden jugarte malas pasadas.
-Vienes con migo. Preguntó Keith.
-¿A donde vamos?-Pregunté intrigada.
Se acercó a mí  y me miro con dulzura, se saco del bolsillo un pañuelo de color purpura  y con mucho cuidado me vendó los ojos. Cogió mi mano suavemente y asentó la otra sobre mi cadera.
-No tengas miedo,  ¿Confías en mi?-musitó.
Intenté abrir los ojos y mirarle, pero los  llevaba cubiertos con el pañuelo… Y sin pensarlo más e impaciente por lo que quería mostrarme, le dije que sí. Un claro y alto “si”. Empecé a notar cómo me empujaba poquito a poco en dirección de las escaleras, sin oponerme cedí. Paso a paso notaba el calor que desprendía su mano en mi cadera. Empecé a notar como la intensidad de su respiración intentaba ponerse a compas de la mía. La fragancia de su perfume invadía todo mi espacio excitándome intensamente  sin poder evitarlo.
Cuando terminamos de descender todas las escaleras me pidió que me quedara quieta allí, los nervios poco a poco se  empezaron a apoderar de mi.
-¿Estas preparada?
¿Qué demonios me estaba preguntando? fue lo primero que pensé.
-Si.
Tomo mi mano y con un movimiento de muñeca  retiro el pañuelo que cubría mis ojos. La imagen que vi a continuación me dejó anonadada. Mis  piernas se quedaron paralizadas, el hormigueo de mi tripa cesó y  mis ojos se abrieron como si los de un búho se tratasen. Todo el salón estaba iluminado por pequeñas velas de distintos colores, el suelo estaba recubierto por una fina capa de pétalos rojos de rosa. Era la imagen más bonita que había visto desde hacia tiempo.
-Keith, esto es...
-Shh-Me volvió a callar por segunda vez-Ven, sentémonos, creo que tenemos una conversación pendiente.
-Esto que has hecho por mí es...
-No tienes nada que agradecerme Nath, enserio-Interrumpió.
-Keith, ¿sabes que también te quiero verdad?
-¿Y qué? Le quieres mas a el que a mí, ¿Es eso, no?, ¿Ni si quiera vas a darme una oportunidad?
-Creo que esto no es justo.
-Te diré lo que no es justo, no es justo que a pesar de todo lo que él hizo le perdonases, no es justo que a mí no me des siquiera una oportunidad, no es justo que ni siquiera quisieras escucharme… Eso no es justo.
-Él no se merece eso.
-¿Crees que él no me importa? estas equivocada Nath, me importa, pero esta es una de las veces en las que hay que elegir. Llevo tanto tiempo esperando esto.
-Hemos estado miles de veces así.
-¿Tu sin camiseta?-Preguntó.
-Creí que no volverías a mencionar eso.
-Lo siento, no soy así y lo sabes. Solo estoy nervioso. Dame una oportunidad ¿Vale? solo un poco más de tiempo.
-¿Tiempo para qué?-Pregunté.
-Para demostrarte que te quiero igual que él, o quizás más.
-No lo conseguirás, verás, Keith-Suspiré-Lo que siento por Jack es, no puedo explicártelo con palabras.
-Dame tiempo –Me susurro al oído.
Estaba tan cerca de mí que oía los latidos de su corazón, su perfume me tenía aturdida y cada vez más excitada. Pude pedirle que se apartara, pero no lo hice.
-Esto no está nada bien-Me susurro al oído.
-Lo sé –Respondí con otro susurro.
Levanto mi rostro  con la mano y acerco su boca a un centímetro de mis labios, respiro profundamente e hizo el amago de besarme, yo que me moría de ganas de besar sus labios intente corresponderle ese beso.
-Eres cómplice de todo esto –Me dijo con una sonrisa picara.
-¿De qué soy cómplice?-pregunté.
-De todo, en el fondo me deseas tanto como yo a ti,  y lo sabes… ibas a corresponderme ese beso.
Abrumada ante aquella situación vi como Keith volvía a acercarse  hacía mi. Esta vez no quise seguir su juego e intenté apartarme, pero una de mis manos estaba apresada por él y no me dejaba hacer movimiento alguno. Intenté forcejear un poco para soltarme, ambos sabíamos que él no me estaba obligando a nada, solo que yo no quería dejar de estar entre sus brazos.
Después  de todos aquellos amagos de besarme por fin me beso, junto sus labios con los míos de una forma muy agresiva, nuestras bocas estaban totalmente unidas, nuestras salivas poco a poco fueron mezclándose mientas nuestras lenguas jugaban entre ellas. Bastó con un simple empujoncito para que nuestros cuerpos estuvieran unidos, apretados uno contra el otro. Me agarraba fuertemente de la cadera esperando algo como un permiso para poder bajar las manos un poco más. Yo no sabía cómo actuar, nunca había estado ante esa situación con nadie.
Con un poco de miedo entrelace su camiseta con mis dedos y se la fui subiendo poco a poco, el respondió subiendo las manos para que pudiera  retirarle la camiseta totalmente. Su torso quedo totalmente desnudo, mis ojos no pudieron evitar mirar un poco atontada. Nunca había visto a Keith sin camiseta, tenía los abdominales bastante más marcados que Jack, el moreno de su cuerpo hacía juego con los bóxers azules que asomaban por debajo de sus pantalones.
No pude evitar pensar una y mil veces “qué bueno que esta”, era un comentario poco apropiado en mi, pocas veces en mi vida me  he dejado guiar por la superficialidad y por el físico… Pero claro, no tenía a Keith si camiseta en mi salón, salón que estaba lleno de velas y pétalos de rosa, pétalos de rosa que él había esparcido por allí para mí.
Cuando termine de inspeccionar a fondo el perfecto torso de Keith pensé ¿Y ahora qué?,  no tenía ni idea de lo que hacer a continuación, él debió notarlo.
-Nath, ¿enserio que Jack y tú  nunca…?
Le miré directamente a los ojos y negué con la cabeza.
-Esto no es de tu incumbencia -Conteste con un susurro, estaba un poco asustada.
-Entonces yo soy…
-No lo digas -Le interrumpí nerviosa.
Al parecer eso no le importo, podría decir hasta  que le excito aun más.
Quise tomar un poco de protagonismo en lo que estaba ocurriendo y baje mi mano en dirección a su pantalón, palpe un poco la mano y me estremecí, intentaba buscar el botón del pantalón, encontré otra cosa, pero esa es otra historia. Cuando conseguí llegar al botón me puse un poco nerviosa pero decidí dejar a los nervios un poco de lado y de una vez por todas actuar.
-Shh, espera pequeña, no corras-Dijo Keith apartándome la mano de su pantalón.
-Lo siento –Respondí por intuición.
-¿Por qué pides perdón? no has hecho nada malo, es solo que contigo quiero ir más despacio.
-¿Con migo?-Pregunte intrigada. ¿Con quién más se habrá acostado Keith?
-Te quiero.-Me dijo mientras me tumbaba cuidadosamente sobre el sofá.
Después de que  yo estuviera totalmente tumbada se tumbo el sobre mí, me abrazó fuertemente y me atrajo hacia él, luego al parecer cambio rápidamente de idea, ya que me cambio el sitio en un abrir y cerrar de ojos, volvió a acercarme a él y me besó.
Me besó tan fuertemente que poco me falto para soltar un gemido, paseaba libremente con las manos sobre mi espalda, me acariciaba suave y fuertemente a la vez, en ocasiones me atraía con fuerza hacía él   y me besaba aun más intensamente, ese juego cada vez me gustaba más.
Sin pensarlo dos veces volví a bajar hacia su pantalón en busca del botón, esta vez lo encontré a la primera. Cuando toque el botón él clavó su mirada en mis ojos.
-Tranquila, adelante.-Me dio permiso.
Desabroche el botón de su pantalón como pude y me dispuse a bajar sus vaqueros. Mientras el recorría mi cuello con miles de sabrosos besos, yo con las manos poco a poco le fui bajando los pantalones. Retenidos por uno de sus pies acabaron resbalando  al suelo, a partir de ese momento todo se aceleró,   mi sujetador no tardo mucho en caer en algún lugar, los besos empezaron a ser más intensos, las caricias fueron cobrando vida propia y llego un momento en el que ya no había sitios inexplorados. Desabrocho mis pantalones suavemente y paro.
-¿Estas segura?-Preguntó por si acaso.
¿Lo estaba, no lo estaba? No era momento para echarse atrás.
-Haz lo que tengas que hacer Jack.
Mierda, Jack ¿Había dicho Jack?
Le besé intensamente rezando que no hubiese oído aquello, no estaba segura de lo que estaba haciendo ni con quien estaba haciéndolo, de lo único que estaba segura es que le deseaba con todas mis fuerzas.
Me dejé llevar por él, parecía que sabía algo más de todo esto que yo, después de aquellos besos intensos, las caricias perdidas entre nuestros cuerpos y las profundas miradas  me hizo suya.
Cuando me desperté Keith ya no estaba a mi lado, en su lugar yacía una nota:
-“Esta noche a sido increíble, dame una oportunidad por favor, mañana por la mañana nos vemos, un beso guapa, Te quiero.”
Chat suprimido por suplantación de personalidad hasta nuevo aviso.

Cerró los ojos, y lanzo la llave lo mas lejos que pudo.