Cerrar los
ojos, salir del coche y gritar, soñar, volar, cualquier cosa que hiciera
posible evadirme de aquella incómoda situación. Según pasaban los segundos el
silencio invadía aun más el coche, era evidente que yo le ocultaba algo,
también era evidente que a él eso le molestaba mucho.
-Keith, cuando
llegue el momento te lo contaré.
-Nath.
-¿Si?-Pregunté
con la esperanza de que dijera algo que pudiese tranquilizarme.
-Ya hemos
llegado.
-Por favor
Keith, dime algo.
-Nath, no sé
que quieres que te diga, sinceramente, ¿Qué es lo que quieres oír? Sabes que
nunca podre enfadarme contigo, eso lo sabes, pero no me gusta la idea de no
confíes en mi.
-No, Keith
espera… -Le sujeté de la mano para impedirle salir del coche.-Nada se ha
acabado, todo será igual, te lo pr…
-Nunca antes me
has ocultado algo-Me interrumpió. –Nunca, vamos, Jack nos espera.
-Ve tu, yo
quiero ir al servicio-mentí- ahora voy.
Keith salió del
coche y se dirigió hacia la puerta del hospital, cuando mis ojos dejaron
de percibir su perfecta silueta no me aguante mas y rompí a llorar.
Las lagrimas
brotaban por mis mejillas y caían por mi rostro imitando a la
lluvia, me deje caer a un lado del coche y me senté sollozando
mientras apretaba fuertemente los puños.
La rabia
invadía cada célula de mi cuerpo, al principió no pude entender lo que me
estaba ocurriendo pero tras pensarlo durante unos minutos empezé a darme
cuenta de la situación en la que estaba. Cuando Jack me engaño con Florentine
no solo me sentí mal, ni engañada, me sentí frustrada, humillada, toda la
confianza que había depositado en él , todos los momentos que habíamos pasado,
ese hueco que le había concedido en mi pequeño corazón, todo el amor que
le había otorgado me reboto en la cara, aquellos días de sufrimiento que pase
podría describirlos como los peores días de mi vida, toda la ilusión que me
proporciono Jack al principió se desvaneció en cuestión de segundos, pero
aun después de todo aquel sufrimiento , de aquellos días tan horribles que me
hizo pasar, si alguien me preguntase si lamentaba haber estado con él , o
haberle conocido, contestaría que no , nunca, no me lo pensaría ni un
solo segundo. Esto es lo que pasa con la mayoría de las personas que están
enamoradas, se sienten tan fascinadas por la otra persona que perdonarían casi
cualquier cosa, aunque esto conllevase sufrimiento.
Después de
analizar la situación me sentí aun peor, de algún modo yo le estaba haciendo a
Jack lo que él me había hecho a mí, le estaba engañando, no físicamente con
nadie, si no aun peor.
Volví a cerrar
los ojos y suspiré, busqué en mi mente algo que me calmase , aquellas palabras
llevaban tiempo ya rondando por mi cabeza, yo después de ignorarlas varias
veces decidí dejarlas salir a la luz.
Tu y yo nunca
fuimos amigos, pasamos de nada a todo, pasaste de odiarme a quererme, pasaste
de ignórame a pensar día y noche en mi, pasaste de insultarme a decirme
"Te quiero ", de despreciarme con la mirada a observar cada
movimiento que hago, Nath, no pasamos por la etapa de la amistad, asique…
¿Amigos?, no lo sé, dímelo tú.
Intenté
reconocer aquella voz, no me costó mucho, sin duda era su voz. Recordé
una vez más aquella frase y su significado, la opción de todo y a la vez nada.
Cuando empecé a encontrarle sentido a todo esto, cuando mis pensamientos por
fin empezaban a tener un significado sonó mi teléfono.
-¿Si?-Pregunte.
Era un número que yo no conocía.
-Hola, te
sorprenderás de mi llamada, lo sé, eres la última persona a la que recurriría en
esto, pero es una urgencia y todo el mundo está muy liado con lo del baile. Ya
sé que tu no entiendes mucho de esto, pero para facilitarte las cosas te voy a
poner un ejemplo, a ver, imagínate… imagínate que tienes que hacer la elección
de tu vida, y que de esa elección depende tu futuro, todo, tus nuevos
amigos, tus enemigos, depende la opinión que los demás tengan de ti el
resto de tu vida.
-Debora creo
que no es un buen momento para preguntarme esto.
-Todavía no te
he hecho la pregunta.
-¿Cómo lo has
sabido?
-¿Cómo he
sabido el que? bueno da igual no importa, a lo que iba, a ver te explico , dentro de dos semanas es el baile
final del instituto, el acontecimiento más importante de nuestra estancia en el
instituto, todo lo que venga después, la imagen que tengan todos de ti en el
futuro se verá condicionada por el baile. Mi problema es este, obviamente como
habrás imaginado yo seré la reina del baile, ese es mi problema.
-¿Tu problema
es ser la reina de un estúpido baile?
-No, Nathaly
por dios concéntrate, ¿Cómo va a ser ese mi problema? Mi problema es que todos
los años cambian el color de la piedra de la tiara, en tu idioma, la corona de
la reina lleva una piedra, cada año es de un color diferente, nunca ha
coincidido, y según mis cálculos este año puede solo puede ser roja o
lila.
-Debora, de
verdad, no entiendo tu problema.
-Nunca valdrás
para esto, mi vestido, el vestido del baile tiene que ir a juego con la tiara,
tengo en la mano dos vestidos preciosos, uno rojo y otro de color lila.
¿Cuál escojo?
-¿Me llamas
para preguntarme que vestido escoger?-Anonadada.
-¿Estas segura
que tu de pequeña no te distes algún golpe o algo así por el estilo? Necesito
que me des una copia de la cartilla de tu medico, creo que ocultas alguna
enfermedad de retraso. Llevo cinco minutos explicándote para que te he llamado,
enserio, necesito tu ayuda.
-Debora,
sinceramente, no tengo ni idea de qué color va a ser la tiara, pero ¿Por
qué no te compras un vestido blanco?
-Un vestido
blanco-Murmuro repitiéndome.
-¿Ahora eres tú
la del retraso?-Pregunté burlándome de ella.
-Es una buena idea
.Gracias, Adiós.
Debora me colgó
sin más, después de la prolongada conversación con Debora de su estúpido
vestido decidí entrar, llevaba demasiado tiempo en el baño, podrían empezar a
preocuparse.
Caminé hacía la puerta intentado respirar hondo y secándome
los restos de las lagrimas que pocos minutos antes se habían deslizado
por mi rostro. Crucé la entrada principal y me encontré a Keith apoyado
en el mostrador.
-Hola Nath.
-Keith-Sonreí-¿Qué
haces aquí?
-¿Has llorado,
ya te lo han dicho verdad?
-¿Me han dicho
el que?
-Mierda.
-Keith, ¿decir
el que?
-¿No has
hablado con él?
-¿Con quién? ,
¿Con Jack?
-Ve ha hablar con el Nath, tiene algo que decirte.
-Ve ha hablar con el Nath, tiene algo que decirte.
Sin mas, sin
ningún otro motivo que el que tuviera que hablar con migo, rompí a llorar. De
nuevo las lagrimas brotaban por mis mejillas, unas recorrían el camino de las
que anteriormente habían dibujado un cuadro de tristeza en mi cara, otras se
abrían un camino nuevo para dibujar lo que pronto seria el final.
Keith, como
siempre, mostró el tipo de persona que era y me abrazó, me rodeo con sus
musculosos brazos y apretó fuertemente contra el, por un instante me olvidé de
la situación e intenté disfrutar un poco del abrazo, pero ya sabéis lo que
dicen de esto , lo bueno dura poco.
-No te
preocupes pequeña, todo va a salir bien, te lo prometo.
Le miré
asustada, sus palabras cada vez me daban más miedo.
-Keith, ¿Qué es
lo que pasa? por favor no me asustes de esta manera.
-Él te lo
contara.
Después de oír
aquellas palabras el corazón se me acelero el doble, sin despedirme ni siquiera
de Keith me dirigí a la habitación de Jack.
Abrí a puerta
de la habitación violentamente y entré.
Busque con mi
mirada desesperadamente a Jack, pero no estaba.
-¿Buscas a Jack
verdad?
Después de oír
esas palabras me sentí un poco confundida, o me estaba volviendo loca o un
ángel de la guarda me perseguía y me hablaba en ocasiones. De repente vi como
alguien corría la cortina, detrás de ella una chica de unos once años me
miraba y me sonreía.
-¿Buscas a Jack
verdad?- Repitió.
-Sí, ¿Quién
eres tú y como sabes a quien busco?
-Eres ella.
Eres Nathaly Kimbrock.
Esta situación
cada vez me desorientaba más.
-¿Quién eres?
¿Mi ángel de la guarda?-Pregunté perdida.
-No, soy
Shamara , encantada .
-Oye Shamara,
me estas asustando.
-Tranquila, no
soy tu ángel de la guarda, ni tampoco un espía rusa que te vigila, soy la compañera
de cuarto de Jack, llegué hace dos días.-Dijo la niña sonriendo.
-Ahh, su
compañera de cuarto, de verdad, ya me habías asustado. ¿Y que haces aquí?
-Tengo cáncer.-Respondió
sin cambiar de expresión
-Shamara, de
verdad que lo siento, no quería…
-Tranquila-Me
cortó – No tienes por qué sentirlo, ya lo tengo superado. Me lo encontraron
hace dos años, cuando tenía ocho. Se supone que lo eliminaron pero este año
recaí, y ahora todas las células de mi cuerpo son víctimas de ello. Vengo al
hospital el primer domingo de cada mes, me hacen algunas pruebas y prueban
algunos tratamientos, después de eso, me quedo durante seis días en el hospital
recuperándome. Cuando vuelvo a casa, puedo hacer mi vida normal.
-Eres muy
fuerte, demasiado para la edad que tienes.-Estaba asombrada.
-Mi padre dice
que soy mucho mas madura que cualquier niña de mi edad. Dice que soy como una
luciérnaga, llena de luz, pero miente, muchas noches le oigo llorar en su
cuarto, todos sabemos que mi luz se apaga poco a poco, pero el todavía no lo
asimila.
Otra vez
las lagrimas emergieron de mis ojos, al lado de Shamara y su valentía, yo
parecía nadie. Su coraje me deslumbraba, su manera de hablar, de actuar, como
si tuviera cien años, todas esas cosas, me fascinaban. Sentía lastima, mucha
lástima, no comprendía como el mundo se podía llevar a semejante criatura.
-No tienes que
llorar ni sentir lástima por mí. Eso me lo decía mi madre. Sonríe
Nathaly, sonríe tú que puedes, tienes todo lo que una chica adolescente querría
tener.
-No sé de lo
que me hablas.
-Le tienes a
él, a Jack. Le conocí ayer, después de que os fuerais. Después de mi
tratamiento, las primeras noches, me cuesta mucho conciliar el sueño. El empezó
contándome un cuento, pero al rato se dio cuenta de que “La caperucita roja”
dejo de interesarme desde hacía mucho tiempo. Me contó una historia,
según él se la estaba inventando, pero a los pocos minutos del comienzo
comprendí que hablaba de él.
-¿Jack hablando
de él? Me sorprende-declaré.
-Empezó
contándome como la conoció, la llamaba “Lady Love”, eso al principio me
confundió un poco, pero me di cuenta de que era algo real observando la
manera en la que reflejaba sus sentimientos. Me contó como la hacía burla para
molestarla, sinceramente, yo creía que eso lo hacían solo los chicos de mi
edad, pero después de su relato vi que no crecen hasta mucho después, en el fondo
no me pierdo mucho. Me habló sobre su escondite secreto y como se lo dio a conocer
a propósito, dijo que paso a ser algo como “Su nido de amor”.
-No sabía que
Jack lo viese así.
-Jack sabe
ocultar los sentimientos, pero ¿Por qué se los iba a ocultar a alguien como yo?
-¿Alguien como
tú?
-Sí, alguien
que no vivirá lo suficiente para contárselos a nadie. Tranquila, no te
preocupes, no lo digo en mal sentido, si no para que entiendas su cabeza.
¿Quieres escuchar más?
-Claro,
adelante.
-Lo siento pero
Shamara tiene que acompañarme, tranquila, volverá en un momento, además, creo
que Jack ya está acabando.
Mire hacía la
dirección de la puerta y allí estaba, el médico que había atendido a Lúa
en urgencias.
-Ya voy-Exclamo
Shamara.
-Doctor, ¿Dónde
esta Jack?-Pregunté.
-Con los
especialistas-Contestaron el doctor y Shamara a la vez.
-¿Con los
especialistas?-Pregunté aturdida.
-Si-siguió el
doctor. – Necesita nuevas opiniones sobre su caso.
-Shh, no sigas
Andrhiu, ella todavía no lo sabe.
-Ah, lo siento
de veras.
-¿Qué no se el
que?-Me puse nerviosa
-Jack debe
estar a punto de llegar, él te lo contara.
Después de
decirme eso, los dos abandonaron la habitación. Me fijé en las cortinas de
aquel cuarto, vi que la ventana de aquella habitación daba a un precioso prado
verde, sin pensarlo dos veces corrí la cortina hasta el final y la luz del día invadió
la habitación.
-Gracias.
Me di la
vuelta.
-¿Cuánto tiempo
llevas aquí? Pregunté.
-Poco, escasos
segundos. ¿Puedo abrazarte?
-Claro que si
Jack-Dije antes de dejarme caer en sus brazos.
-Te he echado
de menos Jack.-Exclamé.
-Y yo a ti.
-¿Por qué me
has dado antes las gracias? Solo he corrido la cortina, creo que tienes un
botón en la cama para correrla automáticamente.
-Voy a pasar
mucho tiempo aquí Nath, muchísimo. Has alegrado la habitación un poco, ni
siquiera sabía de la existencia de aquella pradera verde, es muy hermosa, como
tú.
-Jack, que..
-Ya veo que has
conocido a Shamara. ¿Una chica increíble, eh?
-Sin duda lo
es.
-La conocí ayer,
es una niña muy inteligente y madura. Me duele tanto lo que la esta ocurriendo,
no lo llego a comprender del todo.
Vi como sus
ojos empezaron a humedecerse, sin dudarlo ni un momento le tendí otro abrazo.
-No entiendo
como ha podido soportar hasta ahora todo el dolor causado en su vida.
-Es muy fuerte.
-Por lo que he
entendido su madre fue la que la enseño a ser fuerte, tenia otra hermana, se
llamaba Elena, tenia una infección en los pulmones, era una enfermedad
irreversible que se transmitía mediante el aire. Elena tenía apenas cinco años,
la aislaron en una habitación hermética del hospital en la que solo podía ver a
sus padres mediante un cristal. Nadie podía entrar a aquella habitación salvo
los médicos, vestidos con trajes especiales. Elena lo entendía todo
perfectamente, tenía cinco años pero sabía que si salía de allí le haría daño a
la gente. Un día Eleanor, la madre de las chicas fue a hablar con
Shamara, solo la dijo que la quería y que cuando fuese mayor lo entendería, a
su marido simplemente le dejó una nota. Aquella tarde, la madre de las pequeñas
se armó de valor y burlando la seguridad entró a aquella habitación. Esa acción
ya no tenía reverso, Eleanor estaba también infectada, pero estaba al lado de
Elena. Cuidó de su pequeña hasta que su
luz se apagó del todo, a los pocos días ella también falleció. Su padre
tuvo un tiempo de recaída y Shamara estuvo viviendo con sus abuelos durante
nueve meses. Lo que para muchas personas significó la estupidez de toda su vida
para Shamara significó un ejemplo a seguir, a luchar, su madre dio la vida solo
por alegrar unos días a su hija pequeña, lo dio todo por ella, eso es lo que a
Shamara le da tanta fuerza, sinceramente no creo que sea tan fuerte,
simplemente lo aparenta, sabe que su padre no aguantara otra perdida mas.
Las lagrimas
resbalaban por mi rostro como nunca lo habían hecho, un agujero negro se
apoderaba de mi estomago vaciando completamente mi ser. Aquella historia que me
había relatado Jack sobre la vida de la pequeña Shamara hacía que todos mis
problemas dejaran de tener sentido.
Me aferré
fuertemente a los brazos de Jack y cerré los ojos.
Sin saber en la
dimensión que estaba empecé a oír algunos susurros. Abrí un poco los ojos y vi
a Jack y a Shamara hablando, entendí que el sueño se había apoderado de mí y
había caído dormida. Jack se dio la vuelta pero cerré los ojos, técnicamente me
hice la dormida. Después de que Shamara me relatase aquella historia sobre los
sentimientos ocultos de Jack, sentía curiosidad de aquel mundo oculto.
-¿Ya se lo has
contado?-Le preguntó Shamara a Jack.
-No aun no.
-Merece saber
la verdad. Estas cosas no son buenas ocultarlas.
-No he tenido
tiempo, no se por dónde empezar.
-Cuéntaselo, a
nadie le gusta que le oculten algo así.
-¿Contarme
qué?-Pregunté atemorizada.
-Nath, ya estas
despierta. Tenemos que hablar, tengo
algo que contarte.