Tengo algo que contarte, esa frase
resonaba en mi cabeza como una canción de esas que se pegan y no paras de
cantar hasta que alguien te mira mal. Me levanté de la silla y camine hacía
Jack.
-Yo me voy a dar un paseo. – Dijo
Shamara
-No Sham, no hace falta, prefiero que
seamos nosotros los que demos un paseo. ¿Quieres tomar algo?-Me pregunté Jack.
-No, estoy bien.-Contesté aturdida.
Jack caminó hacia donde yo estaba sentada
y me tendió la mano, yo sin pensarlo dos veces me agarré a su mano y la utilicé
de apoyo para levantarme. Sin soltarnos de la mano salimos de aquella horrible
habitación blanca del hospital.
-¿A dónde quieres ir?-Pregunté.
-No lo sé- contesté.- ¿Qué se puede hacer
en un hospital?
-Muchas más cosas de las que te
imaginas. –Me dijo mientras que me guiñaba un ojo.
Noté como cada vez caminaba más rápido y
tiraba de mi mano con más fuerza, cada vez se movía con más velocidad. Fijé la
mirada en su pierna y vi como todavía cojeaba un poco. De repente paró bruscamente,
miró a su alrededor y me condujo hacia una puerta, volvió a mirar a los
lados para asegurarse de que no había nadie y entramos en aquel cuarto.
-¿Qué es este sitio?-Pregunté intrigada.
-Ven, acércate, entra.
Después de entrar en aquella habitación
que no era diferente a ninguna otra, me encamino hacia el baño.
-¿Por qué me has traído al baño?- Pregunté
confusa.
-Nath, voy a violarte, creo que es
evidente. Te traigo a un cuarto donde no hay nadie, nadie me ha visto entrar
contigo, después te llevo a un baño que esta acolchado y que tus gritos no se
oirán fuera, y a continuación cierro el pestillo de la puerta- Dijo mientras
con su mano giraba lentamente el pestillo.
-¿Es que te has atiborrado a calmantes?
Pregunté con una sonrisa.
-No, solo te echo de menos.-Contestó con
un susurro.-Mucho, ni te imaginas cuanto.
-¿Qué ha pasado con el chico duro que me
iba a violar?-Me burle de él.
-Que te eche de menos no significa que no
tenga ganas de violarte. Pero no te he traído aquí para eso, tengo algo
que contarte ¿Recuerdas?
-Claro que lo recuerdo, pero tengo miedo
sabes, mucho miedo.
-¿Miedo de que?
-Miedo de lo que me vayas a decir. Últimamente todo lo de me dices me da miedo.
-Miedo de lo que me vayas a decir. Últimamente todo lo de me dices me da miedo.
-Lo de la violación era una broma, aunque
dicen por ahí que si la víctima se deja, ya no es una violación.-Dijo con una
mueca de burla en su cara.
-¿Tan seguro estas de que me voy a
dejar?- dije fardando.
-No demuestras lo contrario.-Me guiño un
ojo.
-¿Por qué lo dices?
-Me miras con esa sonrisa
incitándome besar tus labios, juegas con tus dedos entre tu pelo, eso
muestra que estas nerviosa, pero no lo haces bruscamente, si no dulcemente,
sigues provocándome, me miras directamente a los ojos, eso muestra
seguridad, y cada palabra que digo provoca que te acerques un centímetro
más a mí , es evidente que quieres algo. Miras de reojo mi cuello, ¿es
apetecible verdad?
-Nunca bajaras de tu burbuja Jack.
-Shamara, que me ha enseñado a analizar
las situaciones.
-¿Una niña de diez años te ha enseñado
esto?
-También me ha dicho que debería tener
cuidado.
-¿Cuidado con qué?
-Con que alguien me quite a mi chica,
dicen por ahí que es muy guapa, inteligente y que besa muy bien ¿Crees que
debería tener miedo?-Me dijo mientras que enlazaba sus manos alrededor de mi
cadera.
-Creo que no –mentí.
-Bueno Nath, me voy a dejar de tonterías
y te voy a contar la verdad. ¿Te acuerdas del día del disparo?
-¿Cuándo dispararon a Keith?
-Si, ese día.
Asentí con la cabeza.
-Yo estaba muy nervioso, bueno yo y
todos, solo me importaba que a Keith no le pasase nada, todo lo demás pasó al
segundo plano. Lo recuerdo como si hubiera pasado ayer.
-¿A dónde quieres llegar con todo esto?
-No seas impaciente, esa noche intentamos
curar a Keith en tu casa, después le lleve al Deily, la mañana siguiente
cuando llegaste, después de despertarme con aquel beso en la frente me
obligaste a dejarme curar la herida que tenía en la pierna ¿Te acuerdas?
-Claro que si, tenías una herida pequeña
pero profunda, algo que según tu era “sin importancia”.
-El otro día, tras torcerme el tobillo me
estuvieron haciendo algunas pruebas y por casualidad me encontraron algo,
encima de la rodilla, justo donde tengo aquella cicatriz. Encontraron un
pequeño quiste, algo sin importancia, pero al lado del quiste, cerca del nervio
de la pierna se ha formado un coagulo de sangre, hay una pequeña vena que está
deteriorada y en ocasiones pierde algo de sangre, esta se seca y pasa a formar
parte del coagulo, que es cada vez más grande, si este sigue creciendo
podría afectar al nervio e incapacitar esa pierna.
-Jack, eso es…
-Inesperado-Me cortó.
-Lo siento mucho, es horrible, Jack, no
puedo mas –dije mientras rompía a llorar- contigo no gano para disgustos.
-Eh, pequeña no llores, los médicos ya
están trabajando en mi caso, el miércoles que viene me operan, ya lo veras,
todo va a ir bien.
-Me siento estúpida, tu eres el que
debería estar llorando y yo diciéndote que todo saldrá bien, lo siento
mucho-volví a decir- Siento mucho no ser tan fuerte como tú.
Sin decir nada más nos fundimos en un
abrazo, las lagrimas brotaban y caían es su camiseta, él me abrazaba
fuertemente mientras me susurraba palabras al oído para tranquilizarme. Yo no entendía
porque desde que llegué a aquel lugar derramaba mas lagrimas que sonrisas. No
entendía porque los malos momentos se enfrentaban a pulso por los buenos,
simplemente entendía poco de aquella situación.
-No pienses que nada va a cambiar.
-Quiero que cambie.-Conteste- Quiero que
acaben las lagrimas, quiero que acaben los hospitales y las amenazas, quiero ir
a un parque y sentarme junto a la persona que quiero mientras que vemos a los
niños jugar, quiero ir a tomar un helado sin tener que preocuparme de que
puedan meteros una bala en la cabeza, quiero no tener que mentir a mis padres
sobre a donde voy, quiero que conozcan al chico al que quiero sin tener que
mentirles, te quiero a ti sano y a salvo Jack, ¿Por qué no entiendes eso?.
- Tenerte a ti para mí es como un sueño,
no digas que no lo entiendo, y lo siento de verdad, Nath, siento mucho haberte
metido en esto desde el principio, de verdad que nunca quise involucrarte en
esto, pero el día en el que te mandaron al despacho del director con migo, ese
día supe que no podía dejarte escapar. Podría sonar un poco raro de mi , pero
para mí , estar contigo es como vivir en un cuento, pero a la vez es algo
tan real, ya sé que los momentos felices que hemos vivido han sido
escasos, y también sé que eso no es suficiente, pero para mí tenerte aquí
, cerca de mí , con eso ya me basta. Mi puerta siempre estará abierta para ti,
pase lo que pase.
-Te quiero, te necesito a mi lado bobo.-Sollocé.
-Necesito decirte algo más. Y esto es
mucho más importante para mí que cualquier otra cosa que pudiera ocurrir. Llevo
demasiado tiempo guardándomelo para mí mismo, no puedo dejar que pase más
tiempo, tengo que contártelo.
Seguía mirándolo, solo parpadeaba.
-Nath…Yo.
Mire a Jack a los ojos, no me encontré
nada inesperado, allí estaba como siempre aquella muestra de amor y ternura,
aquel sonido tranquilizador, que jugaba con las notas formando una armonía
apaciguadora.
Jack extendió la mano, me dijo que
cerrara los ojos y note como algo se deslizaba por mi cuello hasta que chocaba
contra mi camiseta y se tambaleaba hasta quedar quieto.
-¿Qué es?-Pregunté.
-Puedes abrir los ojos.-Me susurro al
oído.
Abrí los ojos y lo cogí con las manos,
era un colgante, una especie de esfera redonda de color plata, colgaba de una
cuerda de terciopelo de color café, cuando lo quise coger me di cuenta de que
al agitar la esfera, producía un sonido semejante al de un cascabel. Cogí
aquella pequeña esfera con las manos y la examiné de cerca, era un tipo de
plata vieja, algo oscura, parecía más bien bronce, pude observar que llevaba
grabado unas iniciales. “S.A”.
-Jack, gracias, no tenias porque
regalarme nada.
-Si, si que tenía que regalártelo, quiero
que lo tengas tú.
-¿Qué significan las iniciales “S.A”?
-Spencer Anderson, era mi abuela por
parte de madre, le regalo este colgante a mi madre cuando cumplió los 17 años,
quiero que lo tengas tú, mi madre también lo hubiese querido.
-Jack, no puedo aceptarlo, ¿Qué pasa con
tu hermana?
-No te preocupes, a ella nunca le ha
gustado esta baratija, no la importara.
-De verdad, muchas gracias, es un detalle
precioso, me encanta.
-Te lo doy con otro motivo más que un
regalo, me gustaría decirte algo , eres muy especial para mí , ya te lo he
dicho antes, intentaré que no sea un discurso muy penoso ni muy largo, no sé
porque pero esto me da mucha más vergüenza de lo que creía que me iba a dar,
Nath, quiero que seamos algo más que tu y yo, quiero poder mirarte a la cara y
poder decir “Esta es mi chica”, quiero poder referirme a ti como ..
-¿A tu novia?-Le ayudé.
-No sé, si, como a mi chica, quiero que a
partir de hoy salgamos juntos como una pareja.
-Jack, si, si , y sí , claro que si .-Le
dije gritando. Nunca creí que Jack me lo pidiera, nunca llegué a pensar que
oiría esas palabras de la boca de Jack, en pocos segundos la avalancha de
tristeza que había barrido todo mi ser desapareció, volví a sentir mariposas en
el estomago y me sentí como un niño al que le regalan un caramelo en una
heladería.
-Catorce de junio.
-Catorce de Junio -repetí.
Jack se acercó a mi rostro con la
intención de besarme, yo sin pensarlo dos veces cerré los ojos y dejé que el
cuento de hadas que estaba viviendo siguiera su curso. Le besé tan intensamente
que creí hacerle daño, le abracé con todas mis fuerzas y disfruté de aquel
momento. Jack estaba apoyado sobre el lavabo, sin previo aviso me cogió de las
caderas se dio la vuelta y me sentó allí, acariciaba mi pelo y me miraba
con ternura y picardía, hacía mucho tiempo que no veía esa mirada.
Me acerqué a su cuello y empecé a
besarlo, al principio eran pequeños besos tímidos, después pasaron a ser besos
apasionados que hacían que Jack se aferrara a mis caderas cada vez con más
fuerza.
-Ves, te dije que no podrías resistirte a
mi cuello. En este momento si quisiera violarte no podrías defenderte de
ninguna forma.
-¿No habías dicho que si la víctima se
dejaba ya no era una violación?-Le dije con una sonrisa picarona.
-Te voy a comer a besos Nathaly Kimbrock.
-Gracias por hacerme feliz.
-Te lo debía, creo que soy una de las
personas que más daño te ha hecho. Vamos, tengo que hablar con Keith, creo que
estaba esperando para poder llevarte a casa.
-Claro, Keith.
Oí el nombre de Keith y mi mente se nublo.
-Nath, venga vamos, ya tendrás tiempo de
navegar por tus otros mundos, Keith nos espera.
Abrió el pestillo del baño lentamente y
salimos de la habitación.
-Algún día de estos volveremos a escaparnos.
¿Te gusta esta habitación?-Me pregunto.
-Si , es más bonita que las demás, tiene
más luz y es mucho más acogedora.-Contesté.
-Aquí voy a hacerte el amor.-Me susurró al
oído.
Yo Ruborizada no tuve ninguna otra opción
que caminar en silencio durante todo el camino a su habitación. Jack abrió la
puerta y entramos, dentro estaba Shamara hablando con Keith.
-Keith, ya veo que conoces a
Shamara.-Saludó Jack.
-Si, eso parece, una niña encantadora,
estábamos hablando ah, si , de eso , de eso a lo que tu llamas “nidito de amor”
pero tío ¿Qué son esas mariconadas?
Jack se acercó al sofá , cogió una
almohada y se la tiró a Keith dándole un golpe en el pecho.
-Veo que quieres pelea-Bromeó Keith.
-Anda vamos a fuera, tengo que hablar
contigo.
-Voy-Dijo Keith mientras levantaba la
mano y hacia el gesto de “Si señor” del ejercito.
-Mira que eres tonto, de verdad vaya
amigos que me tocan.
Shamara y yo comenzamos a reírnos a
carcajadas, los chicos salieron del cuarto y nosotras nos quedamos solas de
nuevo.
-Bonito colgante-Me dijo Shamara.
-Me lo ha regalado Jack-la dije- Me ha
pedido salir. -Sonreí.
-Eso esta genial Nathaly , me alegro mucho
por ti.
-Seguro que tú ya lo sabías, seguro que él
ya te lo había contado.
-Algo sabia, pero no tenía ni idea que te
iba a regalar un llamador de ángeles.
-¿Un llamador de ángeles?
-¿No sabes lo que es?
-Es la primera vez que lo escucho.
-Esta esfera normalmente se lleva en un
colgante, pero antiguamente también se colocaba en la cuna de los bebes. Según
la tradición y la leyenda, cuando haces sonar un llamador de ángeles, ese
sonido tan armonioso y agradable avisa a nuestro ángel guía .La antigua leyenda
celta cuenta que hace miles de años los humanos vivían en contacto siempre con
sus ángeles guía, por algún motivo tuvieron que separarse y los ángeles
apenados por aquella separación obsequiaron a los humanos con estos colgantes
esféricos de plata pura para que cuando los hiciesen sonar pudieran contactar
con ellos. Este colgante les otorgaba protección, los ángeles le explicaron a
los humanos que en cualquier momento en el que se sintieran desprotegidos, o
simplemente tristes, solo necesitaban agitar aquella esfera y ellos acudirían a
su encuentro. Los ángeles pusieron solo una condición, cada llamador de ángeles
seria único y de uso exclusivo, debido a que cada sonido era diferente y
reconocido por un único ángel guía. Por este motivo este colgante no podría ser
nunca prestado a nadie, solo podía ser regalado para siempre, brindándole a esa
persona la protección de tu ángel guía.
-Shamara, es una leyenda preciosa, no
tenía ni idea de la existencia de estos colgantes.
-Ahora se venden en cualquier lado, con
luces, brillantes y miles de tonterías, pero tú tienes suerte, posees uno real,
plata pura y sonido armónico, debe de ser muy viejo.
-Jack me dijo que era de la madre se su
madre. Ha sido un detalle muy bonito.
-Te ha regalado la protección de su ángel
guía. Que envidia me das.
-Que tonta Shamara, ven aquí boba-Le dije
mientras que la tendía un abrazo.
Aquella niña tan pequeña y tan sabia me
asombraba cada vez más, no podía entender de ninguna manera como podía saber
tantísimas cosas siendo tan pequeña.
-Mi madre también me regalo un llamador de
ángeles, fue ella la que me conto la leyenda.
-¿Y porque no lo llevas?-Pregunté
intrigada.
-Le he regalado mi protección a mi padre,
mi ángel guía ya no me puede ayudar en nada, a él sí.
-Eres muy valiente.-Admiré.
-El miedo no te da de comer.
Esa frase me dejo anonadada, Shamara se
levantó.
-Voy al servicio no tardo.
Shamara se fue al servicio, me levanté
una vez más y observé durante unos segundos ese prado, era totalmente verde,
al principio no sabía a lo que me recordaba, pero más tarde , después de
pensarlo un poco me di cuenta de que era muy semejante al parque que visitaba
cuando era pequeña.
-Nath, te espero en el coche.-Me dijo
Keith.
Me di la vuelta asustada por aquella
inesperada voz y asentí. Keith salió por la puerta y me dejo a solas de nuevo
con Jack.
-Le he pedido un favor a Keith.
-Jack, no creo que le importe llevarme a
casa.
-No, no es eso, por cierto, han llamado
del instituto cuando hablábamos, ya sé que son los últimos días, pero dice que
si no asistís el jueves y el viernes os quitaran el derecho a recibir los
diplomas en el baile.
-Puf-Me queje-Lo que me faltaba, tener
que ir ahora dos días más al instituto.
-Le he pedido a Keith que te acompañe al
baile.
-¿Qué?-Pregunté estupefacta.
-Quiero que vayas a ese baile, es el
jueves de la semana que viene , yo estaré recién operado y no podre
acompañarte, tú tienes que ir, los bailes finales son increíbles, quiero que te
pongas un vestido bonito , que te compres unos zapatos nuevos y que te pongas
brillo de labios, quiero que disfrutes esa noche. Hazlo por mí.
-Jack, sabes que odio ese tipo de cosas.
Ni siquiera había pensado en ello.
-Es una vez en toda tu vida, no
desperdicies la oportunidad de que todas las chicas te miren envidiosas por lo
guapa que estarás.
-Me lo pensaré, pero no te prometo nada.
-Ve anda, Keith espera.-Me dijo
acompañándolo de un cariñoso beso en la mejilla.-Te quiero.
-Yo también te quiero-Le dije-Despídete
de Shamara por mi y cuida de ella.
Me marché por la puerta caminando rápido
para no hacer esperar más a Keith, cuando salí vi que había movido el coche,
estaba aparcado enfrente de la puerta. Abrí la puerta y monté en el coche.
-¿A tu casa señorita, o quieres tomar
algo?-Preguntó.
-A mi casa-Contesté- mis padres van a
matarme, parece que vivo con vosotros.
-Nath, si no quieres ir al baile puedo
decirle a Jack que a mí tampoco me apetece ir.
-Da igual Keith, no importa, iré a ese
estúpido baile.
-No, tú no lo entiendes.
-¿Qué no entiendo el que?
-El baile, iras a ese baile preciosa,
llevaras un peinado increíble y todo el mundo te mirara, yo tendré que cogerte
de la mano y hacer como si nada ocurriese.
-No entiendo.-Dije aturdida.
-No creo que pueda resistirme a besarte,
estoy seguro de que te besaré. Aunque eso este mal, no creo que pueda
evitarlo.
Esas palabras me aturdieron por completo,
no podía creer lo que Keith me había dicho, respire hondo, cerré los
ojos, cogí aire de nuevo y respondí.